Me inspiré cuando vi un pequeño cojín para pinchar alfileres
en una feria de encaje de bolillos. Era un diseño sencillo y me pareció muy divertido. La
señora que lo tenía en su mundillo era una señora muy mayor con sus manos
retorcidas por la artrosis, pero aun y así conseguía hacer sus puntillas.
Pensé las horas que esa señora habría pasado frente a su mundillo,
horas que yo envidio. Pensé en el poco tiempo del que disponemos a veces para
poder hacer todo aquello que queremos, lo que te ilusiona hacer. Esos proyectos
que me apunto en el trayecto diario al trabajo porque no quiero que pasen al
olvido, con la intención de que les llegue el momento de cobrar vida.
Así pues planee hacer un pequeño cuadro que me recordara que
aún hay tiempo por delante y que ni siquiera la edad puede vencer la ilusión
por crear.